jueves, 11 de mayo de 2017


CRÍTICA: 'GRANDFATHERED'

Te crees que tu vida está encarrilada hacia un único camino, con un espléndido apartamento y un exitoso restaurante. Pero, de repente, todo aquello que has ido construyendo durante años empieza a desmoronarse por si sólo como si una por una las fichas de un dominó fueran cayéndose al estrellarse una contra la otra. Entonces, te das cuenta que todos aquellos valores establecidos a lo largo de tu existencia se van desvaneciendo poco a poco como si una nube se despejara de delante del Sol.

Grandfathered, comedia estadounidense creada por Daniel Chun (The Office, Happy Endings, Los Simpson) con una única temporada al aire emitida en la Fox, abre el telón con un hombre acompañado de un carrito de bebé, dos personajes que lo envuelven, de un modo inesperado, hacia un nuevo mundo totalmente alejado de Jimmy Martino (John Stamos) –un playboy guapo y encantador, de 51 años, resistente a la edad, cuya únicas preocupaciones han sido la clientela famosa y algunos pelos grises–. Sin embargo, su estilo de vida se ve afectada por la irrupción de un hombre torpe, Gerald (Josh Peck), cuyo comportamiento probablemente es más cercano a la de un niño que a la de un adulto, que se adentra en el restaurante demandando que él es el fruto de una noche salvaje que Jimmy tuvo con la madre de Gerald, y que ahora tiene una nieta llamada Edie (Layla y Emelia Golfrerie).

Así, sin más, este pack de dos por uno interrumpe su monotonía convirtiéndolo en no sólo un padre, sino que también en un abuelo. Si desde un principio ya es complicado asimilar que tienes un hijo en este mundo creado por una relación que se produjo 25 años atrás, pues ya me dirás si no es un shock aún más grande descubrir que tienes una nieta. Pero, ¡esto no es todo amigos! Si esta escena no fuera ya de por sí impactante, imaginaros cuando Gerald le pide hablar a solas, sin embargo, Jimmy le insiste que bombardee la noticia delante de su asistente y su mano derecha lesbiana, Annelise Wilkinson (Kelly Jenrette), de modo que su ayudante no duda ni una milésima de segundo que la información proporcionada fuera incierta, hasta el punto que corrobora diciendo que tienen un cierto parecido.

Cuando uno piensa que la situación ya no puede ir más allá de lo surrealista, encuentras a Jimmy hablando sin ningún pudor en la cocina, reflexionando delante de su equipo de trabajo sobre el hecho de que ahora tiene hijo, y sino fuera poco también una nieta. Escena que suele ser llevada a cabo muy a menudo en la cocina del restaurante por el protagonista que, siempre y cuando tiene un problema y necesita un tiempo de reflexión, expone todas sus preocupaciones o alegrías como si se tratara de una reunión con el consejo de sabios o de una consulta a un psicólogo, pareciendo una terapia dedicada exclusivamente a él. Y aquí, el jefe de cocina del restaurante y a la vez su mejor amigo, aunque Jimmy no lo acabe de admitir, Ravi Grupta (Ravi Patel) –un tipo que ama con locura la fiesta, aunque rara vez le invitan y le aísla como si fuera una mofeta–, sale con un comentario ingenioso o a veces gracioso que dan sentido a toda la locura que hay metida en la cabeza de Jimmy y es quien más buenos consejos le da sobre su nueva situación familiar.


En la cocina, con todos los trabajadores escuchando con suma atención la nueva aventura que les trae su jefe hoy pero, esta vez no sólo sorprendidos por sus hazañas, más bien con los ojos como platos y la boca abierta a más no poder por las inesperadas noticias que relata con pálida cara. Y, por supuesto, todo esto sucede delante del niño adulto y su hija envuelta en sus brazos. ¡¡¡Caramba!!! Eso lleva al espectador a preguntarse si es el momento más indicado para cuestionar y reflexionar sobre ellos en su presencia, cosa que Gerald no pasa por alto y le objeta. Sin embargo, él aún no puede asimilar este cambio repentino en su vida, y si esperabas una pizca de consideración, estás totalmente equivocado. No obstante, como muchos dicen es mejor decir las cosas claramente cara a cara, y no de espaldas, y ¿cómo no?, eso hizo exactamente el nuevo abuelo. ¿Para qué maquillar las palabras?

Y si no maquilló sus palabras delante de estos dos nuevos integrantes en su mundo, ya se da por sentado que esto no iba a pasar de ningún modo cuando se enfrenta a la madre de Gerald, Sara (Pager Brewster). Pero ésta, con su gran carácter y firmeza, no cede en ningún instante, dejándole más claro que el agua: “Si haces daño a mi hijo o a su hija, te ahogaré con tus dos manos excesivamente hidratadas”. Y si esto no es amor, lo demás son tonterías.

No obstante, amor no le falta a Jimmy, hacia sí mismo, pero amor al fin y al cabo. En el caso que aún no os habéis dado cuenta de que se trata de un narcisista, con las miradas y la vanidad que son muy frecuentes hacia a su persona, que son una fuente de humor constante. Pero, la esencia de hombre frío que vive solamente en busca del carpe diem se va desvaneciendo y se convierte poco a poco en una persona que puede brindar su apoyo a su familia, aunque ésta no sea del todo convencional. Aquel hombre madurito que lleva toda la vida viviendo a su antojo, sin nadie que le cuestionara, con gran éxito entre las mujeres y en su terreno laboral muestra un cambio en su estilo de vida. El que una vez no mostraba ni una pizca de preocupación por los demás, ahora se vuelve un hombre capaz de amar y pensar en los demás, más bien en una familia, y de involucrarse en ella, en sus actividades, preocupaciones, alegrías y tristezas. Gran parte de su vida la ha afrontado con una independencia casi absoluta –menos por la ayuda que le brinda su asistente Annelise–, pero en este instante se encuentra dependiente de cada uno de los miembros de la familia para poder hacer frente los nuevos desafíos que supone el haber formado una familia.


Aunque al principio, es normal que cualquiera tuviera sus dudas sobre esta persona ya que se trata de un hombre que lleva soltero casi toda su vida –menos cuando estuvo saliendo con Sara–  y no sabe como involucrarse en la vida de su hijo y, mucho menos, como tratar a su nieta, pero poco a poco los dos van formando parte de su vida diaria. No obstante, al inicio él no sabía como cambiar un pañal ni muchos menos que la niña no debía comer comida sólida. ¡Por dios, hasta llegó a confundir a la pequeña con otra que había en el parque! Por suerte, el padre de la niña estaba a su lado y le indicó cual es su verdadera nieta. Pero, lo que menos se esperaba es que fuera capaz de intentar meterle un termómetro de horno para aves en el culo para averiguar cuanta fiera tenia sino fuera porque los cocineros detuvieron la locura que iba a cometer. ¡Caray! Sin embargo, fue aprendiendo pasito a pasito como debía cuidar a este ángel, aunque nadie en su sano juicio se lo hubiera esperado.


¡Aquí no acaba todo! Además tiene que adentrarse en el mundo de Gerard, no sólo en el de su hija, sino que también en el suyo propio, que es todo lo contrario a su padre. Gerard es un especialista en ordenadores pero, ahora mismo está en paro y, por esto, se ve obligado a contactar en primer lugar a Jimmy, por el bien de su hija. La informática es un campo en el cual Jimmy no está muy familiarizado y, por eso, no se acerca a éste a la hora de intentar relacionarse con su hijo. Resulta bastante complicado aproximarse a él ya que ya no se trata de un adolescente que puedes contentar y complacer sólo yendo a una fiesta, cosa que él intenta llevándolo a la fiesta de un famoso con todos vestidos de blanco, pero fracasa totalmente en ello. Gerard es un adulto –aunque a veces no se comporte como a tal– y en este preciso momento sólo necesita a un padre que escuche sus problemas, cosa que Jimmy no quiere y tampoco está acostumbrado a hacer. No obstante, se acaba involucrando porque se da cuenta de que realmente lo necesita y lo que Gerard en realidad quiere es hablar de problemas amorosos. Así lo hace. Un gran paso adelante para la relación paternofilial. Pero sigue fallando de vez en cuando, aunque no con mala intención. Por ejemplo, le compra la típica impresora normal HP en vez de una impresora 3D, que es la que Gerard vendió para conseguir dinero. Jimmy con la mejor intención del mundo se la compra para animarlo pero resulta que no es la que tenía su hijo y esto demuestra una vez más que no sabe mucho acerca de Gerard, hecho que podría desanimar a cualquier padre. Sin embargo, él sigue intentándolo una y otra vez y hasta le consigue un trabajo en su restaurante como aparcacoches en el negocio ya que es bueno gestionando la situación cuando hay muchos clientes y organizando a la perfección los espacios en el parking.



Poco a poco, se adentra con más firmeza a este nuevo mundo y a este nuevo desafío que le brindó la vida. No obstante, el protagonista siempre está en busca de un posible equilibro entre el antes y el después de que su vida se pusiera patas arriba al convertirse en padre y abuelo de golpe. De algún modo, se siente cómodo con el hecho de haberse vuelto abuelo ya que muestra claramente que adora a su nieta, Edie, pero se muestra renuente a renunciar a la vida de glamour y fama que ha ido construyendo a lo largo de su carrera y que, hasta ahora, se consideraba su único mundo. Por eso, muchas veces se muestra el dilema sobre si debe elegir la fama y diversión o la familia, aunque siempre acaba regresando al lado de su nueva familia que se vuelve un pilar fundamental en su mundo. Y, en muchos episodios deja claro que si su familia le necesita, los apoyará en lo que sea, aunque, al principio, algunas veces muestre una actitud contradictoria. Y esto queda muy claro cuando se trata de asuntos relacionados con Edie, dónde demuestra claramente que por su nieta daría lo que fuera para que ella siga estando rebosante de felicidad día a día, hasta el punto de darle sangre o raparse la cabeza si hace falta. ¡Sorprendente, con la obsesión que posee por su pelo!


Pero, por otra parte, esta nueva vida algunas veces le pasa factura. Intentar compaginar a la familia y el mantenimiento de un negocio no es muy fácil sino estás del todo acostumbrado. Y eso le sucede a Jimmy, que parece que va perdiendo su brillo carismático que le une con su clientela de alta clase. Su asistente Annelise, hacia la mitad de la temporada, le notifica que las ventas están bajando ya que no tiene tan presente a su negocio como antes, que era su máxima prioridad. “Desde que apareció tu familia te has vuelto más blando”, recalca Annelise, aunque el dueño del negocio lo niega. No obstante, Jimmy no abandona su negocio, más bien se da cuenta que no compensa hacerle la pelota a los celebrities. Ahora, para él, es más importante dedicar este tiempo a su familia. Annelise descubre que “quizás esté bien con eso”, que ser más sensible es mucho mejor.

Edie, sin darse cuenta de nada, se convierte en la unión de una familia desestructurada, haciendo que poco a poco entre todos haya una complicidad y que se vaya creando un vínculo familiar. La pequeña niña es la luz que brilla y que fortalece la unión de unos personajes totalmente distintos. ¡Es el pilar central de toda la serie! Grandfathered navega por la vida de estas personas únicas de una familia unida por un accidente que se produjo en dos ocasiones, pero que sólo, inconscientemente, la pequeña hizo que se encontraran y se juntaran de nuevo. La primera vez, Jimmy y Sara tuvieron a Gerald en un accidente 25 años atrás. Sin embargo, Jimmy no llegó a formar parte de la familia por la existencia de Gerald, ya que él no sabía que tenía un hijo y ni Sara ni su hijo fueron a buscarlo para contarle lo sucedido. Pero, una vez pasando los años, Gerald contacta a su padre sólo porque la estrella de la familia nació, fruto también de otro accidente entre Gerald y su mejor amiga, Vannesa (Christina Milian), que no se da cuenta de los múltiples intentos del padre de su hija de cortejarla y lo mantiene en la friendzone. No obstante, sino fuera por Edie no se mantendría la conexión de Vannesa y volvería Jimmy a formar parte de la familia. Aunque por otra parte, Jimmy acepta afrontar su nueva situación porque se trata de la madre de Gerard, Sara, la única mujer de la cual se enamoró de verdad. Probablemente, porque se terminó su relación y Sara le rompió el corazón en el pasado que Jimmy se convirtió un mujer mujeriego. A raíz de esto, se volvió un hombre incapaz de tomarse cualquier relación en serio. Fue un gran impacto para él, que decidió ponerle punto y aparte en lo más profundo de su corazón.

De un modo u otro las experiencias se traspasan de generación en generación. Vuelven a cometer los mismos accidentes. Pero ninguno de ellos entra en depresión y salen adelante criando a sus hijos con una sonrisa en la cara. Más adelante, Jimmy se les une adaptándose al núcleo familiar, siempre enfrentando con humor cada una de las situaciones a las que no está acostumbrado. Es cierto que en un principio se desconcierta, pero poco a poco va encajando, ayudando a su hijo en cualquier cosa que le haga falta y cuidando con mucha ternura a su nieta. La pequeña no sólo es la unión de esta familia no convencional, sino que también es un foco esencial que abre las puertas a nuevas resurrecciones amorosas, o al menos algunos intentos de ello. Los dos hombres intentan rescatar sus relaciones fallidas, pero se tropiezan una y otra vez con la misma piedra. Por una parte, Gerard da lo mejor de sí mismo, una vez tras otra, para conseguir una relación amorosa seria con Vannesa y no quedarse atascado en la friendzone. Y Jimmy, por su parte, intenta de vez en cuando reconquistar a Sara con frases ingeniosas, aunque no acaban de funcionar. Pero, es bastante gracioso ver los intentos fallidos del cincuentón dada su naturaleza habitual de gran ligón con vista cómica.

Ciertamente hay algo agradable en Grandfathered. Es mucho más dulce de lo que implica la comercialización, con una mezcla suave de bromas sucias y emocionantes momentos entre la familia y posibles relaciones que van surgiendo durante la retransmisión de la serie. Entre las tres generaciones de protagonistas se establece una muy buena dinámica y no se nota ninguna incomodidad entre ellos, más cuando no se conocían de nada. El guión es realmente excelente, aunque es simple, atrae la atención de la audiencia con unos diálogos muy fluidos y que transcurren con mucha naturalidad, sin presenciar ninguna situación forzada, cosa que a veces pasa en este género. La idea esencial y los valores que se quieren forjar se transmiten a la perfección al espectador. El guión juega una parte importante en la producción de esta serie pero, realmente, los actores interpretan de un modo espectacular los distintos personajes –aunque sean algo estereotipados­–, haciendo que se sienta empatía hacia ellos. Sinceramente, viendo a Stamos, escena tras escena, es una auténtica delicia, demostrando con creces que es un actor hecho exactamente para interpretar papeles dirigidos específicamente al género de comedia. No es de extrañar que recibiera el People’s Choice Awards, premio al Actor Favorito en una Serie de Televisión, ya que sinceramente encaja a la perfección en este tipo de material, representando a un hombre amable, encantador y, a la vez, narcisista de 52 años de edad que parece un estúpido acerca de cómo reaccionar en torno a un bebé.

Después de aproximadamente veinte minutos de emisión, uno se pregunta que más podía haber dejado Grandfathered para decir. Todos los chistes disponibles e inesperados ya se han dicho. De hecho, ya no se sabe que más puede aguardar el siguiente episodio si ya se mostró todo lo imprevisto. No obstante, el siguiente siempre vuelve con un nuevo giro en la historia, llenando de humor toda duda que le pudo surgir al espectador pensando que la serie no podía dar más de sí y que no se podía innovar más en el guión, que muestra a Jimmy como un hombre que ha cambiado necesariamente en la persona que debía convertirse. Un hombre capaz de entender el significado de tener una familia.



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