jueves, 20 de julio de 2017

Sonríe que la vida es bella en París con la compañía de un viejo gruñón


CRÍTICA: 'EL SR. HENRI COMPARTE PISO’

¡París! Oh mon Dieu, París! Eres la ciudad donde residen los sueños y las esperanzas. La inspiración de muchas personas. Una gran animadora que infundes vida a los residentes y a los recién llegados que luchan por hacer realidad sus ilusiones y deseos. Siendo así, ¿entonces por qué no le diste también una cálida y acogedora bienvenida a Constante?

¡Sí, París, sí! ¡Perdóname! Es cierto, no fuiste tú quien se encargó de recibir con los brazos abiertos a Constante (Noémie Schmidt), una joven estudiante universitaria enérgica y llena de vitalidad que proviene de un pueblo de Francia donde trabaja con su padre –con el que no tiene muy buena relación– en un puesto de verduras en un mercadillo. No, de eso precisamente se encargó el señor Henri Voizot (Claude Brasseur), un viejo gruñón jubilado que vive felizmente en un apartamento en la ciudad. Y, que mejor recibimiento para tu nuevo compañero de piso, que una puerta cerrándose en tus narices –literalmente, en sus narices–.


Si esperabas ver la protagonista envuelta en un ambiente familiar en una casa acogedora, El Sr. Henri comparte piso tira por tierra todas tus expectativas. La comedia francesa originalmente titulada L’étudiante et Monsieur Henri dirigida por Ivan Calbérac, que se trataba solamente de una pieza de teatro creada en 2012, abre las puertas hacia una nueva experiencia en la vida de Constance en la ciudad parisina. Después de encontrarse con una plancha enorme de madera estampada en su cara, no se achanca ante las diversas adversidades y las trabas que encuentra en su camino para conseguir su objetivo. Los múltiples intentos del propietario del apartamento para echarla son frenados por la tremenda astucia de la protagonista, logrando entrar al piso y, no sólo eso, va descubriendo cada una de las mentiras que cuenta como herramienta para alejarla de él pero ella le planta cara. En ningún momento cae en sus trampas, hecho que demuestra que no se trata de una chica ingenua. La faceta de chica espabilada le permite conseguir alquilar una habitación, aunque el señor Henri estuviera reticente en un principio­, hecho que se demuestra claramente en el contrato de piso donde le pone unas cláusulas un poco absurdas que hace que uno se pregunte si en realidad no fue militar en otra vida.


Aunque el hombre de avanzada edad es verdaderamente feliz viviendo sólo después que falleciera su mujer hace 30 años, por desgracia ahora ya no puede estar rodeado solamente por cuatro paredes, sino que tendrá que compartir piso con alguien que le brinde algunos cuidados a causa de su delicada salud que hace complicado su día a día. Por eso, se ve obligado por su hijo Paul (Guillaume de Tonquédec) –un notario tímido que ronda los cuarenta– a alquilar una de las habitaciones vacías de la casa con el propósito de dar con alguien que atienda a su padre. Entonces, aquí es donde entra en juego Constante, que se hará cargo de vigilar que el Sr. Henri tome sus medicinas, como si de una enfermera se tratara, a cambio de pagar un alquiler mucho más barato del que podría encontrar una persona en su sano juicio en la capital francesa.

Sin embargo, Henri Voizot nunca demuestra que se siente agradecido por la compañía de la recién llegada ni tampoco que le tenga mucho aprecio a su propio hijo aunque éste ponga mucho esfuerzo para llevarse bien con su padre y de velar por su salud. Y por si fuera poco, el hombre terco y gruñón aprovecha la situación para poner patas arriba la vida de Paul. Y, cómo no, su inquilina está metida, hasta el fondo, en el ajo. La joven juega un papel realmente importante provocando un estruendo familiar, aunque no esté a favor de ello. No obstante, la falta de dinero para pagar el alquiler –aunque consigue ­un trabajo de camarera–, la llevan a acceder sembrar el caos en la familia para ahorrarse pagar seis meses de alquiler, pero claro después de regatear un poco con el propietario.

“Mi hijo es un imbécil. Es un imbécil porque vive con una idiota que no es más tonta porque no se entrena. Mis nietos tendrán el coeficiente de un pez de colores.” Con estas palabras comienza el plan de insinuación y seducción por parte de la protagonista con la propuesta insólita del anciano. Ya me explicarás que padre pide una chica prácticamente desconocida que seduzca a su hijo para deshacerse de su nuera Valerié (Frédérique Bel), y, encima, que si pasa cualquier acto físico entre ellos no tiene ningún inconveniente en que esto suceda. Hombre ya, ¿acaso se ha vuelto demente?



Constante entra en este terrible juego porque ve que su vida se está yendo al traste. “Nada me sale bien. Mi vida es una mierda.” Se siente absolutamente una fracasada. Por una parte, está en crisis financiera que pone en peligro seguir compartiendo piso con el Sr. Henri. Y por otra parte, tiene un gran problema acerca de su futuro profesional. No tiene para nada claro que está haciendo con su propia vida. No aprueba su segundo año de universidad por segunda vez consecutiva y a esto se suma la cohibición interior que le surge a la protagonista. Pero, por si no fueran ya muchos dilemas por los que está pasando la chica, sus padres no tienen ni idea de que ella ha vuelto a suspender. Es por eso que accede a la petición del viejo gruñón, ya que se siente como si se estuviera hundiendo hacia el fondo del mar después de que el Titanic chocara contra un iceberg y no pudiera escapar de su mala suerte. Así que si esta patraña le hace quitarse al menos un peso de encima, aceptará lo que sea con tal de prevenir hundirse en este enorme barco emocional.

Oh la la! Para los espectadores aquí es donde empieza la diversión. Es cierto que se pueden apreciar momentos bastante entretenidos de la pareja propietario-inquilina ya que se trata de dos generaciones con unos ideales y un modo de vida muy distintas que produce un constante roce entre ellos por tener unos valores de vida diferentes, hasta el punto que chocan sus puntos de vista, mostrando al público que existe una brecha intergeneracional. No obstante, añadir a Paul al mundo de Constante le da un toque de humor relajante a la película ya que, de este modo, no se fuerza la trama con los conflictos del piso, sino que le da un nuevo giro a la historia incorporando un enredo romántico entre un hombre maduro de unos cuarenta años y una joven que ronda los veinte.


Todo, absolutamente todo se vuelve un tremendo caos. Suceden diversas situaciones inesperadas y un poco absurdas para Paul, en el que uno se pregunta si ahora se cree un adolescente que forma parte de una banda de rock ya que de la noche a la mañana pasa de ir en traje a llevar ropa informal con una chupa de cuero. No obstante, el hecho de que sea un chico tímido y desconfiado con su potencial hace que sea atrapado como un rayo de luz por la estratégica seducción de la joven sin que ella deba parpadear dos veces siquiera.

La chica francesa juega con fuego. Un fuego que será el punto de inflexión para la protagonista, que se dará cuenta que esta no es la vida que buscaba al llegar a París. Ve que todos sus sueños e ilusiones fueron arrastrados por una niebla densa y es aquí cuando decide reorganizar su vida. Al verse envuelta en los asuntos de personas de mayor edad y experiencia que ella, empieza a plantearse sobre lo sucedido a lo largo de su corta vida, aprendiendo de sus debilidades para intentar convertirse en una adulta de provecho.

A veces se dice que los sueños, sueños son. Y en este caso, Constance realmente llega a pensar que así son, sólo eso y que debe rendirse tal como su padre le propuso en un principio. Sin embargo, a veces quien menos esperas es aquella persona la que te da el empujón para cambiar y dar un paso hacia delante. “¿Vas a esperar a ser una vieja para hacer lo que te gusta? Sólo se vive una vez Constante.” Estas palabras retumban una y otra vez en la cabeza de la veinteañera. Así es, unas palabras salidas de la boca del Sr. Henri la convence para conseguir sus objetivos y no abandonar sus sueños. Es justamente él quien la lleva al punto de inflexión y la incita a dar este gran paso en su vida. La voz de la experiencia sale a flote por el anciano y transmite su sabiduría a la joven.

El personaje de Constance es un claro ejemplo de aprendizaje de la vida y de sus etapas. Un juego de madura immadurez. Una chica que sale de su cáscara y se abre a un mundo adulto que choca completamente en sus narices. Un auténtico reflejo de la sociedad actual, en que muchos jóvenes se pueden sentir identificados con la universitaria ya que todos a esta edad pasan por la etapa en que deben planificar y tomar una serie de decisiones acerca de su futuro para poder formar parte de este universo adulto. Los jóvenes y no tan jóvenes se verán reflejados en la estudiante porque la mayoría en este período de preparación que lleva a formar parte de la sociedad adulta habrán pasado por momentos en su vida en que se sintieron inseguros y que sentían que no era capaces de hacer nada. Estudiar y aprobar sin suspender es la formula del éxito, y si uno no lo hace parece que se le repudia. Sin embargo, no se tiene en cuenta que aunque uno apruebe y saque las mejores notas, a veces no sirve de nada porque se vive en un mundo en el que todo funciona en base de enchufes. A unos todo se le regala sin matarse a conseguir alcanzar sus metas, pero aquellos que se esfuerzan día a día muchas veces no son recompensados. Todas las personas que luchan diariamente para cumplir sus objetivos con gran empeño, se verán plasmadas a la perfección por Noémie Schmidt que manifiesta de un modo impecable las preocupaciones por las que pasan los adultos inexpertos. El miedo al fracaso es latente a estas edades, pero ¿y que pasa si fallamos una y otra vez? ¿De verdad es el fin del mundo? ¡No! Henri Voizot anima a que uno lo intente las veces que haga falta, aunque todo el mundo esté en tu contra, lucha y vive la vida que desees sin remordimientos.


Calbérac realiza una clara crítica a la obsesión por alcanzar la perfección. Demuestra que actualmente vivimos en la llamada sociedad del éxito en el que se le resta valor a aquellos que no siguen los estándares estabilizados. El director muestra el auténtico significado de la vida. Una vida en la cual uno se equivoca y rectifica. Vivir es viajar pasando por nuevas experiencias, abandonar nuestro espacio y dejarse llevar. A lo largo de nuestra existencia las personas caeremos una y otra vez pero debemos levantarnos y no rendirnos. Este es el mensaje que transmite El Sr. Henri comparte piso, a convertirnos en personas con iniciativa que luchan por hacer realidad sus objetivos e ilusiones y no tiran la toalla con facilidad.

El largometraje expone que las personas dependemos unas de otras. Henri Voizot se vuelve la fuerza de apoyo para la joven estudiante. Le enseña a la joven dama a no dejarse pisotear por los demás, por aquellos que creen que no serás capaz de conseguir aquello que te propones a realizar en la vida. Constance tiene un sueño profesional que abandona por los prejuicios y por el que dirá la sociedad que la rodea, y sólo hay una persona que la redirige hacia su pasión. El anciano la insta a abrir la puerta hacia nuevos horizontes, a abrir su mente a nuevas posibilidades sin estancarse en la frustración por fallar. L’étudiante et Monsieur Henri le da mucho crédito al concepto de la superación, a enfrentarse a la vida y sus adversidades, y a tener amor por uno mismo.


Aunque se presenta más de un conflicto, todo se lleva a cabo con mucho humor haciendo que la producción sea más relajante y el público no se ve inundado en una historia llena de drama. Todo lo contrario, el largometraje es muy fresco, limpio y ameno. Para nada da la sensación de agobio, más bien, uno se siente atraído por la sencillez de cómo se plantean el conjunto de sucesos y del modo tranquilo en el cual se desarrolla la trama. La sensibilidad y la delicadeza con la que es grabada cada una de las escenas hacen brillar la película y le da un vuelco al corazón al espectador, sanando el alma al dejar de lado los prejuicios y los estereotipos infundados en la sociedad actual. El guión narrativo es realizado con mucha frescura y de manera directa, sin dar rodeos a la hora de transmitir el mensaje. La música forma un pilar esencial para comunicar los valores esenciales que remarca Calbérac durante la hora y media de filmación. Encaja muy bien con cada una de las escenas de la película que emiten mucha calidez y ternura, emocionando el público, y mostrando como se siente cada uno de los personajes a lo largo del largometraje. Te hace sentir que estás viviendo en este preciso instante la misma situación, sintiendo una empatía por los personajes, en especial por la protagonista.

El Sr. Henri comparte piso te hace volar una vez más al cielo y darte cuenta que el buen cine existe, que el cine independiente hace florecer la cultura y el arte llegando hasta lo más profundo de tu corazón. Los sentimientos se pueden transmitir con una belleza que deslumbra al espectador. No hace falta crear historias muy complejas y llenas de efectos especiales para atraer al público. A veces simplemente con una historia simple, con unos valores bien marcados y un toque de humanismo y empatía bien definidos en una filmación pueden conmover y tocar la fibra sensible de la audiencia sin necesidad de exagerar en la producción de una película.

Esta comedia francesa recalca que todos tenemos derecho a llevar a cabo nuestros sueños, dejando de lado los convencionalismos sociales. Presenta que se debe tener las ideas claras y despejar todos aquellos problemas que le impidan a uno vivir en tranquilidad. Es natural que uno atraviese un periodo de inestabilidad emocional como le ocurre a la protagonista pero uno tiene que buscar la armonía interior para conseguir realizar los objetivos trazados. Sin lugar a dudas, nuestros sueños se cumplirán siempre y cuando no nos rindamos y no vamos a culpar a París por fallar. Au revoir, París!




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3 comentarios:

  1. Hoooooooola Faten!!!!

    Te debo un comentario y aquí estoy!! París se la jugó a la pobre Constance. Ella necesitaba un piso y Henri una compañera de piso que lo pusiera marcando el paso. Más majo el señor, y lo fichan. Lo que me encantó de esta peli es que pese a que ambos protagonistas tienen sus pros y sus contras –no son blancos ni negros ni buenos ni malos- se hacen querer, porqué a resultas, nos los ponen muy humanos.

    Yo me iría a ver sin dudarlo la obra de teatro que también debe de estar genial, de hecho esta peli tiene un tufillo así, como a obra teatral que no se lo aguanta y que a la vez, hace que sea como la vida misma. Lo genial de Constance es que ya lo dice su nombre ‘la constancia’ (ahora es cuando los franceses me tiran ositos de peluche por traducir algo como me ha dado la gana) y la perseverancia, que no abunda en las protagonistas femeninas. El no rendirse aunque las cosas salgan mal, es para mí la gran preciosa moraleja de este film.

    Ay, Paul. La escena esa en la que sale con la chupa en plan chulapo en el bar de ella a sus cuarenta tacos para seducirla XXXD Pobre Paul, la que la montaron entre los dos. También me encantó que pese a la diferencia generacional Henri y Constance se acaben cuidando el uno del otro como si de abuelo y nieta se tratase, incluso con las mismas puyas.

    Creo sinceramente que la sociedad está mal montad en cuanto a sinónimo de éxito se refiere. No puede ser que todo se base en estudiar y en cambio, cuando te has chupado años y años de estudios salgas al mercado laboral y te cuesta más encontrar trabajo que otra cosa. O que la sociedad clasifique a una persona por sus notas o su éxito académico, cuando una persona es mucho más que eso. Es imposible no sentirse como Cnstance, que ya te puedes esforzar, ya que para que una cosa te salga bien tienes que haber tropezado y caído mil veces. No pasa nada si se falla. No es el fin.

    La magia de este film, y estoy de acuerdo con toda tu crítica, es que las cosas pasan de forma natural, sin prejuicios. Lo sencillo. Tan dulce, tan bien rodada, sin duda, para mi ha sido uno de los grandes descubrimientos de este año. ♥

    Una grandísima reseña, como siempre!!!

    Un besote enooooooooormeeee!!!! ♥

    PS: qué peli vamos a ver a la próxima? Jijijijij!

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    1. Hola Iris!!! ❤❤❤

      Sí!!! Tal como dices, El Señor Henri comparte piso nos atrae por el hecho de que presenta a unos personajes que no son perfectos, que tienen tanto lados buenos como malos. Nos encariñamos con ellos porque reflejan como son los humanos en realidad, seres imperfectos que vivimos en un mundo lleno de dificultades que debemos atravesar en una sociedad que nos dicta como comportarnos para ser personas de provecho en el futuro. El hecho que la película critique que la sociedad no acepta los fracasos y que espera que las personas sean perfectas, sin ningún fallo, hace que muchos nos sintamos identificados con Constance, especialmente los estudiantes. A nuestra sociedad sólo le importa el éxito académico, cuando no debería ser todo en la vida. Todos tenemos el derecho de tropezar, caer, y después nos levantaremos y avanzaremos hacia adelante. Cada caída formará parte de nuestras experiencias en la vida.

      Lo maravilloso de Constance y de lo que estoy más que de acuerdo contigo es que es perseverante. No se trata de la típica chica que llora y abandona todo a la primera vez que algo le sale mal. Lucha por lo que quiere, fracasa y vuelve a intentar todo lo necesario para alcanzar lo que desea. Verdaderamente, es admiradora su constancia, que se fortalece con el apoyo del Sr. Henri.

      Realmente tocó la fibra sensible el apoyo mutuo de los personajes principales a pesar de su diferencia de edad y personalidad. Henri, aunque usa a la joven para seducir a su hijo, se encariña con la chica, a pesar de querer mostrar que es un hombre duro. Se convierte en un pilar fundamental para ella, animándola a seguir adelante y no tener miedo a equivocarnos.

      Sinceramente, es un dúo que se complementa el uno al otro. Y cuando añaden a su hijo Paul (lo de la chupa realmente nos mata XD), nos divertimos con las tonterías que llega a hacer una vez que Constance lo seduce. La diferencia generacional de los tres personajes es un factor de humor, bien llevado en la filmación y nos alivia porque así no se convierte en una película dramática, sino que irradia frescura aunque surgen problemas.

      Moltíssimes gràcies pel teu comentari. Una abraçada enorme y un petonàs!!!!! ❤❤❤❤❤❤

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    2. PS: la propera crítica serà sobre un anime. Pel que fa a quina pel·lícula publicaré, encara no està clar però, es possible que també sigui d'anime. 😊😊😊😊😊

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