jueves, 19 de octubre de 2017


CRÍTICA: 'CITA A CIEGAS CON LA VIDA'

¿Qué harías si un día empiezas a ver manchas y al cabo de unos días descubres que tu capacidad visual se ha visto reducida al 5%? ¿Dejarías de lado todos tus sueños o lucharías por ellos aunque hayas sufrido un desprendimiento de retina que te provoca inesperadamente una enorme discapacidad visual?  

Normalmente nadie se pone a pensar en la posibilidad de que uno pierda el 95% de su visión o en quedarse ciego. No es un asunto que una persona suela plantearse. Sin embargo, el director alemán Marc Rothemund –quien fue anteriormente nominado a un Óscar por Sophie Scholl en 2005– al sacar a luz en Cita a ciegas con la vida una historia basada en hechos reales de Saliya Kahawatte quien pierde la vista en su adolescencia, hace que realmente uno se cuestione si podría llegar a ser tan fuerte y seguir hacia adelante y no derrumbarse.

La comedia dramática alemana, originalmente llamada Mein Blind Date mit dem Leben, se sumerge en la vida del joven Saliya Kahawatte (Kostja Ullmann), hijo de un padre cingalés y una madre alemana, que está realizando los primeros pasos para conseguir formarse en hostelería. Sin embargo, mientras se encuentra estudiando para llevar a cabo su anhelado propósito, se empiezan a ver poco a poco los síntomas de la inesperada discapacidad visual que le pondrá aún más difícil lograr el sueño que tenía trazado. Pero, ¿uno verdaderamente puede llegar a rendirse a alcanzar las metas que lleva años intentando conseguir realizar? 

Saliya no ve porqué perder la vista debería suponer un problema para llevar a cabo su objetivo de trabajar en el mundo de la hostelería. El protagonista muestra mucha fuerza de voluntad y autodeterminación para conseguir aquello que se propone. Decide no vencerse por los obstáculos que se le presenten en su camino y perseguir sus sueños aunque todo el mundo esté en contra. Sus solicitudes de empleo son rechazadas varias veces a causa de su condición física, pero él no se achanca ante las adversidades y determina que la única solución es no revelar su casi ceguera, aparentando tener una visión impecable. Es así como le aceptan entrevistar en un hotel de lujo en Múnich. Para ello, Saliya entrena día y noche con su hermana para poder realizar una entrevista en condiciones sin delatar su deficiencia visual. 

Mintiendo en la entrevista de trabajo sobre su condición física, Saliya es admitido en el programa de formación del prestigioso hotel Bayerischer Hof. Allí confía en su nuevo amigo Max (Jacob Matschenz), quien se convierte en su eterno compañero de aventuras al descubrir su problema y brindarle su ayuda para dar esquinazo a los problemas que se le presentan en el mundo laboral. Pero hay algo que nadie tiene en mente y para nada llega a imaginarse, que Saliya se enamore de Laura (Anna Maria Mühe), una repartidora de alimentos para el hotel. 


No obstante, para el protagonista el amor será su perdición. Cuando piensa que ha encontrado a su alma gemela con quien compartirá su desbordante amor, su romance se ve afectado por una serie de problemas que se amontonan justo cuando llega al súmmum de su felicidad. De repente, su vida se ve envuelta por un tremendo caos y parece que sus sueños, uno a uno, se van desvaneciendo. Todas las desgracias salen juntas a flote, asfixiándolo. Su vida familiar, sentimental y laboral todas penden de un hilo muy fino que amenaza por romperse en cualquier momento y Saliya tendrá que jugar sus cartas para salir hacia adelante sin tener que inundarse en este mar de calamidades.


La producción alemana demuestra que la sociedad no siempre debe marcar como uno debe actuar y definir su vida. A veces suceden una serie de circunstancias que hacen que uno salga del camino preestablecido por la sociedad. Y así lo demuestra Saliya. Desde un principio ya había trazado una línea de meta que quería alcanzar a toda costa y la pérdida de vista no le iba a impedir para nada cumplir sus sueños. Sin embargo, para llegar a realizar aquello que se está proponiendo, Kahawatte debe tener incrustado en su ser el verdadero concepto de amistad y familia. Con el apoyo incondicional de sus amigos y los miembros de su familia, el protagonista se vuelve capaz de efectuar su propósito de ser un hostelero. 

El gran factor de interés de Cita a ciegas con la vida y que causa simpatía hacia Saliya es el hecho que oculta a todo el mundo de su prácticamente ceguera para que le traten como alguien cualquiera, como una persona normal, y que le juzguen solamente por su esfuerzo. No quiere sentirse diferente ni que lo encasillen y etiqueten como discapacitado, sino que le traten como a un igual y que se fijen únicamente en su valía. Lo más increíble y verdaderamente impresionante de toda la historia, es que casi nadie a su alrededor se da cuenta de su falta de visión y, aquellos que se enteran le brindan incondicionalmente su apoyo, sin que haya una pizca de vacilación. Se muestra una inmensa solidaridad hacia el protagonista porque los que le rodean son realmente conscientes de la determinación en aprender y el gran esfuerzo que está aplicando día a día para trabajar con éxito.  

Pero como en todas las historias siempre aparece alguien que le pone la vida imposible al protagonista y que se puede calificar como el malo de la película, y en este caso es su jefe (Johann von Bülow). Es el único personaje que se presenta y que le dificulta sobremanera conseguir su objetivo, con su carácter frío, seco y desagradable. Sin embargo, el personaje evoluciona, reflexiona y se da cuenta del gran empeño que está desempleando en el trabajo y el gran valor que tiene. Su gran dedicación y tenacidad para lograr llevar a cabo sus metas e ilusiones hacen que sienta una profunda admiración hacia Saliya Kahawatte


El largometraje nunca pierde su tono agradable y fresco, aunque se presencian más de una escena que le dan un giro dramático. En todo momento el ambiente emite una sensación de sencillez, naturalidad y espontaneidad. De algún modo, esta energía que radia en toda la película está ligada al personaje de Max. Es el personaje más atrayente de toda la película porque irradia frescura gracias a la resplandeciente interpretación de Jacob Matschenz, haciendo brillar Cita a ciegas con la vida con su humor y retira el tono dramático y lleno de tristeza que llega a surgir en el film. El hecho de que sea una irremediable bala perdida pero que al mismo tiempo posea un gran corazón que no le cabe en el pecho y que esté continuamente ayudando al protagonista cuando lo necesita, hace que uno se sienta realmente enternecido por sus acciones y a la vez contento y agradecido porque existan personas de un inmenso corazón como Max en la vida real.


Kostja Ullmann realiza una interpretación digna de elogio de Saliya Kahawatte. Expresa los sentimientos del protagonista con extrema profundidad. Nos emocionamos con él cuando sonríe, ríe y salta de alegría en las escenas en que el protagonista brota felicidad. Y nos entristecemos y lloramos cada vez que apreciamos el dolor, la ansiedad, la tristeza, la depresión y el agobio del propio Saliya en la vida real. Ullmann nos deleita con su gran actuación, poniéndonos la piel de gallina con cada una de sus actuaciones que nos calan francamente en lo más hondo de nuestro corazón.  

Sin embargo, aunque la interpretación de Saliya por parte de Ullmann es realmente magnífica, la película no sería de gran impacto sin la actuación de Jacob Matschenz de Max y viceversa. Su unión es clave para emocionar y derretir al público en este film. Los dos actores encajan a la perfección y nos atraen de un modo extraordinario a su mundo. Sin darse cuenta, los dos personajes se convierten en la fuerza del otro, ayudándose mutuamente y parece que maduran juntos. Los dos empiezan a encajar en la sociedad, apoyándose el uno en el otro. Por una parte, Saliya parece que va enfrentando su problema con el reconocimiento de su discapacidad. Y por otra parte, Max va madurando y se preocupa un poco más por su futuro, aunque su personalidad enérgica y juguetona no cambia mucho a lo largo del tiempo.  

Dramatismo y humor se entrelazan entre sí con mucha suavidad sin que ninguna escena se vea forzada. Lo mismo sucede cuando se añade el toque romántico a la película, mostrándonos la historia de amor entre el protagonista y la repartidora de alimentos Laura. El romance entre los dos enamorados no se presenta de un modo cargante, ni mucho menos. En realidad, se agradece que el desarrollo romántico haya pasado a segundo plano –aunque normalmente en las películas es el primer factor que destacan–, porque de este modo se le da más importancia a la discapacidad del personaje y a todas las aventuras y desafíos que le suponen. El hecho que los matices románticos queden en segundo lugar le hacen dar un gran valor al largometraje y adornan la historia de Saliya Kahawatte que está llena de adversidades que tiene traspasar para conseguir volar y atrapar la meta ansiada. 


Cita a ciegas con la vida realmente llega a conmover al espectador, concienciándolo sobre la diferencia de tratos, la lucha por la igualdad y la tolerancia por las personas discapacitadas. Enseña a no dejarse pisotear por los altos cargos y luchar por sus sueños con gran esmero, trabajo duro, dedicando mucho esfuerzo día a día para que a uno le valoren por lo que es y no lo encasillen en los estereotipos establecidos por la sociedad. Aunque surjan obstáculos, batallar para volar libremente para hacer realidad nuestras ilusiones más anheladas es la moraleja que nos deja Saliya Kawahatte en esta reflescante producción alemana.




Continue reading